miércoles, 19 de marzo de 2014

¿Qué nos estamos perdiendo?

Los artículos discuten la violencia y el tráfico de las armas de fuego en los EEUU y en Central y Norte America. El primer artículo, El tráfico de armas de EE UU hacia Centroamérica, un misterio en expansión, discute algunos datos que la mayoría de americanos probablemente no saben. Todos están familiarizados con el problema de violencia debido a los armas de fuego en México y el “Triángulo de la Muerte” (Honduras, El Salvador u Guatamala). Sin embargo, el autor muestra que muchos armas son originarios de los Estados Unidos. Los Estados Unidos tienen leyes de armas de fuego muy permisivas y como resultado muchas armas son vendido a los países en el sur de los Estados Unidos en el comercio negro. Con tasas de muerte más alta del mundo, los países necesitan encontrar donde los armas se originen para parar el problema. Los resultados son alarmantes. Por ejemplo “concluyó que 2.687 de las 6.000 armas halladas en un búnker en Guatemala -el 40%-, habían sido fabricadas o compradas en EE UU,” y 70% en México con números similar en el “Triángulo.” El autor le gustaría saber como podemos parar estas estadísticas. Menciona que Obama quiere leyes más estrictas pero los lobistas de La NRA y algunos senadores no piensan que los son constitucionales. Alerta con las alertas, el otro artículo, discute las tasas de homicidios en el mundo cada año, específicamente en los ciudades de los Estados Unidos en comparación a en los países de Latinoamérica. El artículo usa cifras y datos que muestran asesinatos con armas de fuego por cada 100.000 personas en ciudades y países diferentes. Mientras los Estados Unidos, como un país, tiene una tasa de 3 por cada 100.000 personas, algunas ciudades tienen tasas tan alta como los peores países en el mundo. Dice que “Comparado con Washington DC, Nueva Orleans, Detroit, Baltimore o Miami, México parece Suiza.” También, por ejemplo, “Nueva Orleans, con 62 asesinatos con armas de fuego por cada 100.000 personas, tiene un índice casi tan elevado como el de Honduras, el país más violento del mundo, con 68 homicidios con armas de fuego por cada 100.000 personas.” El punto principal que el autor quiere hacer es que cuando las personas en los Estados Unidos tienen un estereotipo sobre cómo México es violento, deben prestar atención a las tasas de asesinatos en sus ciudades. Se consideran los Estados Unidos como seguro, en general, sin embargo, no los olvidamos, los ciudados como Washington D.C., Detroit, New Orleans, y Baltimore. A mí, creo que es interesante que muchos ciudadanos de los EE.UU. no consideren la violencia exportada por los Estados Unidos, y dentro los estados. Inicialmente, no pienso que fuera justo para comparar ciudades a países pero el autor dice “Es cierto que se podría argumentar que no es justo comparar ciudades con países. Pero muchos países con los más altos niveles de violencia, como Honduras, tienen poblaciones comparables con las de las principales áreas metropolitanas de EE UU.” No me gusta el hecho que la violencia en los Estados Unidos es esta alta, especialmente cuando se considera un país desarrollado. También, me parece que no es justo para ver México y América Central como nuestra problema (el narcotráfico), mientras debido a nuestros leyes de armas, proveemos muchas armas para ellos. Pienso es importante ver que sus problemas de armas estén peor que nuestros problemas con drogas. Es evidente que existen muchos críticos de control de armas, pero pienso que el autor muestra que los críticos no tienen razón. Dice que “Los críticos de las venta indiscriminada de armas de fuego replican que Reino Unido, Noruega, o Suecia, que tienen controles más estrictos, tienen índices de homicidios con armas de fuego muchísimo más bajos que EE UU, de menos de 0,5 por cada 100.000 habitantes, según la ONU.” Si Suecia y Noruega puedan lograr estas tasas con control porque no podemos en los Estados Unidos? Es un problema con nuestra constitución en la segunda enmienda, que creo que está obsoleta. Mientras veo porque tenemos la segunda enmienda, pienso que es la hora para leyes más estrictas. En conclusión, con leyes de armas mas estrictas podemos apoyar sus vecinos del sur y nosotros mismos. No podemos ignorar este problema nunca más. Como el autor dice “quería contribuir a poner las cifras de la violencia armada en perspectiva, para que la próxima vez que lean un boletín de alerta del Departamento de Estado sobre viajes a México, o la próxima vez que vean a un reportero informando con horror sobre alguna masacre en México, puedan decirse a sí mismos: ‘Sí, es casi tan grave como lo que pasa en Washington DC.’” Quizá si nos preguntamos esta cuestión la opinión del publico puede cambiar.
¿Qué piensas sobre los leyes de armas y la segunda enmienda? ¿Cómo podemos resolver este asunto?